Por ejemplo, siguiendo con la senda abierta de afroamericanos cantarines y ñoñas, mis pensamientos se dirigen hacia aquella versión "black people" de los grupitos de chicos, los Boyz II Men. Después de un par de años de exhibir sus gorgoritos y sus excelentes modales por toda América, desaparecieron, para el bien de la música. En el lado opuesto, malos malosos y con unos añitos menos, estaban los Kris Kross, aquel par de raperos preadolescentes que se hicieron famosos (sic) por llevar sus monos tejanos del revés. En cuanto les creció bigotillo, dejaron de hacer gracia y ahora deben estar fumando crack en Philadelphia, como poco.
Los raperos siempre han sido una gran cantera para el apasionante mundo de las estrellas fugaces. En los ochenta, para que los niños blancos de colegio de pago también se pudieran sentir peligrosos, surgió el gran Vanilla Ice, que versioneando una canción de los Queen (actualmente, banda sonora de un anuncio de La Caixa, en formato cuarteto de cuerda) llegó al olimpo de las carpetas de las quinceañeras. Tras un escarceo sexual con la Madonna más ligera de cascos, y una película -"Cool as Ice"-, se derritió para siempre. Aunque, años más tarde, otro blancucho con nombre helado, Snow, reivindicó el white power con una canción en la que amenazaba de muerte al chivato que le envió al trullo: "Informer". Mmm... chico malo....
Pero no sólo el rap ha producido nombres tan célebres como esos. La canción pop romántica es, de lejos, el mejor vivero para los ídolos efímeros. Especialmente simpáticos me parecen los Bros, aquellos dos hermanitos rubios con veinte pendientes en cada oreja que cantaban que querían ser famosos, o el grandísimo Glenn Medeiros, que con aquel gatito erizado en la cabeza aullaba (en inglés y español, ojo al dato) que nada iba a cambiar su amor por tí. ¿Y qué me dicen del guapísimo Chesney Hawkes, que aseguraba ser "The one and only", o de Matt Bianco, que le daba el toque canalla al sunto con su "Don¡t blame it on that girl". Seguro que alguna lectora (si es que las hay) ha tenido algún cassette o foto del Súper Pop de alguno de ellos en su cuarto.
El imaginario cañí también tiene sus grandes productos de consumo y olvido rápido, especialmente en verano. Porque, ¿alguien se acuerda de los míticos Puturrú de Fuá, que con su "No te olvides la toalla cuando vayas a la playa", nos dio la brasa hasta la hartura? ¿Y los Zapato Veloz, qué deben estar haciendo? ¿Arar el campo con su "Tractor amarillo"? En verano, sólo los más grandes, como Giorgie Dann o King África sobreviven a un solo éxito...
Pero volvamos al romanticismo. ¿Nadie se puso tonto aguna vez con el gran dúo Platón? Aquel piano despertó los primeros sueños eróticos de toda una generación de jovencitas. Por no hablar de los Viceversa, que le dedicaron toda una glosa a "Tu piel morena"... los más alternativos/siniestrillos/ambiguos tuvieron su cuota con los indescriptibles Niños del Brasil y sus "Curvas del placer".... el peinado del cantante era de manual de Llongueras de los tardíos ochenta.
Pasaré de puntillas por el fútbol, tema muy sobado en este blog, pero no sin antes recordar grandes promesas azulgranas como Haruna Babangida, que decía tener 15 años cuando en realidad esperaba la llegada de su primer nieto, Nano, que con 17 años firmó un contrato de 100 kilos por temporada y ahora es suplente en el Cádiz, Sergio Santamaría, mejor jugador de un Mundial juvenil que ha acabado en Segunda B, o el entrañable Lucendo, una excelente persona (no es broma, le conozco) y máximo exponente de las idas de olla del gran Cruyff.
Y la tele... merece un post aparte., pero no me quiero ir sin recordar a la pequeña Judy, de Cosas de casa, que pasó de ser una tierna niñita vecina de Steve Urkel a protagonizar películas porno. Por cierto, el gafotas empollón no ha muerto, Jaleel White sigue vivo, pero vete a saber dónde ha acabado. Igual comparte piso con Kike, el hermano mayor de Farmacia de guardia, que está en "panadero" desconocido. O con su hermano pequeño postizo, que, tras alargar un poco más su carrera en Compañeros y hacer de hijo de El Fary, debe de estar apurando las últimas gotas de su cartón de Don Simón del desayuno.
Lo dicho: queda pendiente otro post de grandes desaparecidos del mundo de la tele. Esos que, con resignación torera, tienen que escuchar, un día sí, y otro también, la frase: "Oye, tu cara me suena..."